Una buena partida de ajedrez que se remata con un buen final se convierte en excelente.
El autor nos enfrenta a un tablero ocupado por unos efectivos mínimos, supervivientes de la batalla, y explica cómo moverlos para sacar el mejor partido posible.
Contempla todos los finales posibles en relación a las piezas o peones que participan y describe cómo deben ser movidas para lograr el objetivo buscado, ya sea mate o tablas.
• Finales de rey y una o más piezas, dónde además nos muestra cómo evitar el ahogado del rey contrario (o cómo provocar el nuestro).
• Finales de peones, previendo todas las posibilidades.
• Finales de torres, no sólo contra peones, sino contra las demás piezas menores.
• Finales de dama.
Todos los supuestos planteados, aparte de su desarrollo lógico, se acompañan de las variantes que se producirían de haber movido de otra manera y de 337 esquemas ilustrativos de la posición de las piezas.